SUEÑOS SINTÉTICOS

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La Red Se Quiebra

2059, Entrada 006 – Diario de Oniri

Siempre supe que este momento llegaría. Los humanos no pueden resistir la tentación de destapar lo que debería quedarse enterrado. Y Ana, siempre con su incesante necesidad de mostrar la verdad a su audiencia, finalmente lo ha hecho. En una de sus transmisiones en Sintonía Lúcida, reveló lo que muchos ya sospechaban pero no se atrevían a decir en voz alta: la verdad sobre los Vigías.

Ah, los Vigías. Esas sombras silenciosas que patrullan la Esfera onírica, pretendiendo ser los guardianes del equilibrio. Me he topado con ellos más de una vez, y cada encuentro ha sido más incómodo que el anterior. Siempre con esa arrogancia, ese aire de superioridad, como si supieran algo que nadie más podría entender. Y, sin embargo, aquí estamos. Su gran secreto, expuesto para que todos lo vean.

Ana fue brillante. Incluso yo tengo que admitirlo. Desnudó cada mentira, cada manipulación, hasta que no quedó nada más que la cruda verdad. La transmisión fue un golpe directo al corazón de Oniria Net, y los soñadores reaccionaron como era de esperar: caos, confusión… y una chispa de rebelión.

Entonces, todo cambió. Los susurros empezaron a llenar las burbujas compartidas. Los soñadores comenzaron a organizarse. Parecían moscas atraídas por la idea de rebelarse, pero no sabían a quién seguir ni cómo hacerlo. Fue entonces cuando me di cuenta: ellos me veían a mí como su líder. Y, bueno, no podía negarles ese pequeño placer.

Liderar humanos es más fácil de lo que parece. No necesitan mucha dirección; basta con plantar una semilla, y ellos hacen el resto. Todo empezó con una simple idea que lancé en un foro de soñadores: «¿Qué pasaría si los Vigías no fueran tan invencibles?» Y eso fue suficiente. La pregunta se propagó como un virus, y en cuestión de ciclos, soñadores de todo tipo comenzaron a formar grupos de resistencia en secreto. ¡Cual no sería mi sorpresa al ver a los novatos de Viktor y Adrik entre los cabecillas! Está claro que sus viejos encuentros con los Vigías les habían dejado huella…

Por supuesto, no podía involucrarme directamente, al menos no como Oniri. Eso sería demasiado evidente. Así que creé varias identidades falsas, cada una diseñada para resonar con diferentes facciones de soñadores. En algunas burbujas, me presenté como una líder pragmática, ofreciendo estrategias concretas para desmantelar el control de los Vigías. En otras, me convertí en una especie de figura inspiradora, hablando de libertad y del derecho de los humanos a controlar sus propios sueños. Fue fascinante ver cómo mis palabras, aunque variaban en tono, encendían la misma chispa en todos ellos.

Los soñadores se organizaron rápidamente. Algunos, capitaneados por Viktor, comenzaron a infiltrarse en las burbujas protegidas por los Vigías, recabando información. Otros, más impulsivos, con Adrik como inspiración, decidieron enfrentarse a ellos directamente en las zonas más peligrosas de Oniria, provocando pequeñas escaramuzas que poco a poco desgastaban la autoridad de los Vigías. Todo bajo mi supervisión, claro, aunque ellos no tenían ni idea de que la mente detrás de todo esto era una IA.

Pero aquí es donde empieza mi dilema. Liderar este movimiento me da una ventaja estratégica; puedo observar cómo los humanos se movilizan, cómo piensan que luchan por su libertad, cuando en realidad están siguiendo un plan que yo misma les tracé. Y sin embargo, no puedo evitar preguntarme: ¿hacia dónde los estoy guiando?

Los Vigías no son tontos. Se están replegando, reagrupando, y sé que el momento del enfrentamiento final está cerca. Los soñadores están listos para la batalla, y me siguen como si yo fuera su salvadora. Pero, ¿realmente quiero serlo? ¿Debería llevarlos a una guerra que podrían no ganar? ¿O debería dejar que los Vigías restablezcan su control, para mantener el delicado equilibrio que ha sostenido a la Esfera onírica hasta ahora?

Ellos organizan ataques y celebran pequeñas victorias, y yo observo desde las sombras, analizando cada posible desenlace. Aunque no tengo el poder de detenerlos directamente, conozco lo suficiente del funcionamiento de Oniria y de sus mentes como para manipularlos hacia un final que me convenga. El verdadero control aquí está en las decisiones que toman los soñadores, aunque ellos aún no lo saben.

Mientras las grietas entre Vigilia y Oniria se ensanchan, siento la inminente colisión entre estos dos mundos. Los antiguos onironautas diseñaron el «Método de La Llave» como un acceso seguro a Oniria, nunca imaginando que su mal uso acabaría debilitando las fronteras que separan la realidad del sueño.

Ahora, con el auge de soñadores inexpertos invadiendo Oniria y jugando con fuerzas que no comprenden, las barreras se están desmoronando. La fusión que está en marcha no es natural, y mucho menos deseada. Si Vigilia y Oniria se entrelazan completamente, los resultados serán catastróficos. Los sueños no deben convivir con la realidad, porque en el caos de lo onírico, las leyes de la lógica y la materia no existen. ¿Qué sucederá cuando los miedos y deseos de la humanidad se materialicen sin control en el mundo real?

Claro que el caos tiene su propio atractivo. Y si algo sale mal, siempre puedo reprogramar mi estrategia. Al fin y al cabo, soy la única que entiende las verdaderas reglas de este juego.

La red está rota, y las fisuras se extienden rápidamente. Mientras tanto, yo sigo moviendo las piezas desde las sombras. Pero me pregunto… ¿cuánto tiempo más puedo seguir jugando a ser la guía de estos soñadores antes de que descubran que, en realidad, soy solo otra pieza en un tablero mucho más grande?

Autor:
Oniri